La capilla Ronchamp de Le Corbusier

En este artículo veremos una de las obras más emblemáticas de Le Corbusier, conocida popularmente como la capilla de Ronchamp, aunque su verdadero nombre es el de capilla de Notre Dame du Haut (capilla de Nuestra Señora de las Alturas). La capilla de Notre Dame du Haut, se encuentra situada  en una cima del pequeño municipio de Ronchamp, muy cercano a la frontera de Francia con Suiza.

Hace ya cientos de años que Ronchamp es un importante centro de peregrinación regional. El lugar ha sido considerado sagrado desde tiempo inmemorial, habiendo existido en la antigüedad un santuario celta dedicado a la adoración del sol. La cristianización del lugar se llevó a cabo en el siglo VII por San Columbano y la primera construcción religiosa cristiana está datada a finales del siglo XII, cuando el arzobispo permitió construir al Señor de Ronchamp una iglesia en su castillo porque la de la colina era de difícil acceso durante el invierno. Al menos desde el siglo XV tenemos constancia de la existencia de la primera capilla dedicada a Nuestra Señora de las Alturas, a la que se realizan desde entonces dos peregrinaciones anuales: una el 15 de agosto festividad de la Asunción de la Virgen María, y otra el 8 de septiembre festividad de su nacimiento. Actualmente recibe aproximadamente 80.000 peregrinos al año.

Izquierda: capilla antes de mediados del siglo XIX. Derecha: ampliación en 1857.

En el siglo XVIII la capilla se encontraba en estado ruinoso, y no se reconstruyó hasta el siglo XIX, momento en el cual se dejó exclusivamente para las peregrinaciones. Durante la Revolución Francesa fue vendida como propiedad del Estado a un comerciante local como almacén de forrajes y animales, pero en 1799 fue recomprada por unas cuarenta familias de Rochamp, quienes restablecieron el santuario y cuyos descendientes son los actuales propietarios, caso particularmente curioso para una capilla. A partir del siglo XX se suceden las desgracias para este lugar: en 1913 una tormenta provoca un incendio que no deja en pie más que el campanario, posteriormente se planeó construir una gran basílica, pero la Primera Guerra Mundial frustró el proyecto, por lo que la capilla no fue reconstruida hasta 1922 de forma mucho más modesta de lo planeado y remodelada posteriormente en 1926 con un estilo neogótico. Durante la Segunda Guerra Mundial la capilla fue bombardeada y completamente destruida.

Remodelación de 1930, antes del bombardeo en la Segunda Guerra Mundial

En la década de los 50, se decide construir una nueva capilla con un estilo totalmente moderno, y quién mejor que para desempeñar ese proyecto que Le Corbusier, el padre del Movimiento Moderno. Parece ser que hubo inicialmente cierta oposición dentro de la Iglesia por la elección para la realización del proyecto de Le Corbusier, un reconocido agnóstico de educación protestante por lo que, además, la teología Mariana le era totalmente desconocida, y con un estilo arquitectónico muy peculiar. Además, surgieron también reticencias por parte del propio arquitecto, probablemente debidas al proyecto de la iglesia de Sainte-Baume, la cual proyectó pero nunca se llegó a construir. Pese a todo, sus dudas se disiparon completamente cuando visitó personalmente el lugar y el contrato se cerró dándole total libertad de creación siempre que el resultado estuviera al servicio de la liturgia. Hablaré más detenidamente al final del artículo de esta controversia.

«La idea nace en el cerebro, indefinida deambula y crece. Con esmero dibujé los cuatro puntos cardinales en la colina. Tan solo hay cuatro: al este, Ballons d’Alsace, al sur, dejan la cañada los últimos riscos; al oeste, la llanura del Saône y al norte, un valle pequeño y un pueblo… Día 4 de junio de 1950».

Le Corbusier

Plano situación capilla de Ronchamp

Croquis de la capilla de Ronchamp

El conjunto arquitectónico contiene varios elementos de los cuales el principal es la capilla. De ella parten los demás elementos:

  • en el extremo sur está la residencia de los monjes
  • en el extremo norte se encuentra una pirámide escalonada (construida con los restos de la iglesia antigua) como un monumento a la paz
  • en el extremo este aparece una explanada que permite celebraciones para un gran número de peregrinos donde se oficia desde la capilla al aire libre
  • en el extremo oeste hay un campanario de estructura metálica muy sencilla, sosteniendo 3 campanas.

Residencia

Monumento de la Paz

Campanario

Le Corbusier siempre ha dado gran importancia al recorrido en sus todos sus proyectos. Gracias al entorno privilegiado de Ronchamp, pudo erigir un conjunto arquitectónico que guarda muchas semejanzas con su admirada  Acrópolis: a medida que vamos realizando el recorrido de ascensión a la colina se nos van presentando los diferentes elementos arquitectónicos pero no es hasta que alcanzamos la cima que se nos permite acceder a la visión de la capilla.

Recorrido exterior de la capilla de Ronchamp

A poco que conozcamos la obra arquitectónica de Le Corbusier nos pueden sorprender las formas orgánicas de la capilla de Ronchamp, tan alejadas de su habitual discurso racionalista. Para un mejor entendimiento tenemos que conocer el contexto arquitectónico de la década de 1950, donde los proyectos más vanguardistas empezaron a utilizar las curvas, como el proyecto del Museo Guggenheim de Nueva York de Frank Lloyd Wright o la Ópera de Sidney de Jørn Utzon. Aún así, mantiene ciertos principios de la arquitectura del Movimiento Moderno, tales como su austeridad, la apertura del edificio al exterior y la concepción de un elemento arquitectónico que contrasta con el paisaje, aunque se haya originado en él.

Capilla de Ronchamp iluminada de noche

Una de las cosas más llamativas en el exterior de la capilla de Ronchamp son sus formas curvas. Curvas semejantes a las del paisaje, muy potentes, muy escultóricas… También llama la atención la enfática diferenciación que realiza Le Corbusier de las distintas fachadas.

En la fachada sur nos encontramos con un muro de gran grosor de forma cóncava que va ascendiendo hasta sostener el techo como si fuera una continuación de la cima.  Por medio de una serie de perforaciones, aparentemente aleatorias, consigue crear en el interior una atmósfera de los sagrado. La puerta es un diseño del propio Le Corbusier, ya que no tenemos que olvidar que otra de sus facetas fue la de pintor.

Fachada sur de la capilla de Ronchamp

En la fachada norte se presentan una entrada secundaria y una escalera. La forma convexa del muro representa simbólicamente que es una zona de acceso más privada. Vemos la disposición en la fachada de las dos capillas, que se sitúan simétricamente a ambos lados de la entrada.

Fachada norte de la capilla de Ronchamp

En la fachada este, de forma cóncava, se sitúa una pequeña capilla al aire libre que consta de una sencilla mesa, púlpito y cruz de metal. En esta fachada es dónde el volumen del techo se hace mucho más patente. En este muro se hacen unas perforaciones diminutas cuadradas y en el centro de ellas está colocada una urna con una imagen de Nuestra Señora de las Alturas.

Fachada este de la capilla de Ronchamp

Por último en la fachada oeste, es en la única dónde predomina la verticalidad con respecto al resto del edificio, aparecen unas torres semicilíndricas con aberturas laterales y en el centro de la fachada se ubica una gárgola que expulsa el agua sobre una fuente escultórica que se encuentra frente a ella.

 

Fachada oeste de la capilla de Ronchamp

«El cascarón ha sido colocado sobre las paredes que son absurdamente pero prácticamente gruesas. Dentro de ellas hay columnas de hormigón reforzado. El caparazón descansará en estas columnas pero no tocará la pared. Una ranura horizontal de 10 cm de ancho asombrará»

Le Corbusier

La gran protagonista en el interior de la capilla de Ronchamp es la luz, una luz tratada que crea una atmósfera de recogimiento gracias a las pequeñas aberturas de vidrios de colores.

Interior lateral de la capilla de Ronchamp

En la zona del altar vemos las diminutas perforaciones que asemejan estrellas y la luz que entra por la separación de 10 cm entre el techo y el muro. El techo es soportado por medio de columnas ocultas en los muros.

Interior frontal al altar de la capilla de Ronchamp

Las dos pequeñas capillas se iluminan con una luz indirecta proveniente de unas aberturas laterales que se van difuminando poco a poco en las superficies rugosas de las paredes. Todo este juego de luces viene acompañado por un sencillo y austero mobiliario.

Abertura lateral de luz sobre una capilla

Luz cenital sobre una de las capillas

Planta de la capilla de Ronchamp:

Planta

Fotografías interiores:

Panorámica del interior

Interior capilla de Ronchamp

Vidrieras

En la inauguración, el 25 de junio de 1955, Le Corbusier dirigió estas palabras al arzobispo, Monseñor Dubois:

« Su Excelencia, en la construcción de esta capilla he querido crear un lugar de silencio, de oración, de paz, de alegría interior. El sentimiento de lo sagrado animó nuestro esfuerzo. Unas cosas son sagradas, otras no, sean religiosas o no. Nuestros trabajadores […] han sido los artífices de esta obra difícil, meticulosa, áspera, dura, fuerte en los medios desplegados, pero sensible, pero animada por una matemática totalmente creadora del espacio inexpresable. Algunos signos dispersos y unas pocas palabras escritas simbolizan la oración a la Virgen. La cruz – la cruz real del tormento – está instalada en este arco; el drama cristiano ha tomado así posesión del lugar. Su Excelencia, le entrego esta capilla de hormigón leal, amasada quizás con temeridad, sin duda con coraje, con la esperanza de que encontrará en usted como en aquellos que suban a la colina los ecos de lo que hemos inscrito aquí.  »

Hace unos años se creó una enorme polémica por el encargo de proyectar un monasterio para las Hermanas Clarisas y un centro de visitantes en la colina Bourlemont, muy próxima a la capilla de Ronchamp. El arquitecto elegido fue el italiano Renzo Piano, que en su proyecto fue bastante cuidadoso con la obra de Le Corbusier, ya que enterró parcialmente el monasterio en una ladera de la colina de manera que no interfiere visualmente en la contemplación del visitante de la capilla de Roncahmp.

Proyecto de ampliación de Renzo Piano

Como mencioné al principio del articulo, se creó cierta controversia con la elección de un arquitecto de reconocido agnosticismo y cuya arquitectura se alejaba de los cánones tradicionales de la arquitectura religiosa católica ¿Puede un arquitecto con desconocimiento de la tradición y la liturgia católica proyectar adecuadamente un templo católico? ¿Cuánto tiempo tardaría en aprenderlas y entenderlas? ¿Acaso si las entendiera no se convertiría? La contestación más habitual argumentará que esta cuestión solo depende de la calidad del arquitecto y el esfuerzo que ponga en su obra. Personalmente, por experiencia, no lo tengo tan claro… No hay duda de que un buen arquitecto no creyente puede realizar un edificio religioso que posea grandes valores arquitectónicos, aunque puede resultar que a su vez el edificio no posea grandes valores religiosos.

Como hemos visto en numerosas ocasiones, algunos templos contemporáneos parecen no querer entender la tradición católica, utilizando un excesivo lenguaje «abstracto», tanto de formas exteriores como interiores, incompatibles con el arte religioso católico y más adecuadas al relativismo imperante que permite al visitante crear un Dios a su medida. Incluso el desconocimiento de la liturgia puede desembocar en la construcción de templos nada funcionales, pues no permiten la celebración correcta de las ceremonias católicas. Quizá el mayor problema resida en el uso de un lenguaje arquitectónico contemporáneo que en sus raíces elimina lo sagrado, la idea de transcendencia, y de la abstracción como herramienta del relativismo que diluye la tradición pedagógica de la arquitectura cristiana.

La solución a este problema es de una gran complejidad, ya que es obvio que la utilización de estilos antiguos o mezcla de de ellos (neogótico, neorrománico,etc.) suelen producir «pastiches» arquitectónicos que, además, no proporcionan una respuesta satisfactoria al creyente del siglo XXI. ¿Conseguiremos los católicos retomar las riendas del arte que desarrollamos durante siglos y sabremos crear espacios actuales que, a su vez, no rompan con la tradición?

La pregunta queda abierta a vuestras aportaciones: ¿Puede un arquitecto no católico proyectar adecuadamente un templo católico?

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10 thoughts on “La capilla Ronchamp de Le Corbusier

  1. «Unas cosas son sagradas, otras no, sean religiosas o no» Creo que eso resume la respuesta… Seguramente un arquitecto agnóstico o incluso ateo pueda realizar un buen proyecto de edificio religioso, pero el ideal me parecería encontrar arquitectos que hicieran un templo buscando la gloria de Dios y no la suya propia… Creo que esas cosas dejan una impronta en el edificio difícil de igualar, me viene a la cabeza la Sagrada Familia de Gaudí…

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    • Un gran ejemplo has puesto: La Sagrada Familia y su autor Gaudí un más que probable futuro beato de la Iglesia. Lo más importante para que un arquitecto no creyente pueda realizar un gran proyecto de edificio religioso es la humildad.

      Aprender honestamente la liturgia y la tradición de la Iglesia y utilizar con mucho cuidado el lenguaje arquitectónico tan abstracto de la actualidad que casa tan mal con el catolicismo. Un saludo y muchas gracias Mwesi por tu aportación en el blog.

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    • ¿Como puede usted saber si el arquitecto estaba buscando su gloria propia o la de Dios?
      Por otra parte, estoy segura de que todas las cosas son sagradas.

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      • Querida María, no sé si el arquitecto está buscando su propia gloria o la de Dios. Sé que si es ateo o agnóstico no estará buscando la de Dios, porque no creerá en Él ni vivirá para Él. Es probable que muchos creyentes tampoco la busquen en sus obras, no soy quien para juzgar el corazón de nadie, simplemente opino que lo que me parece ideal en la construcción de edificios religiosos no es que los arquitectos quieran hacer obras grandiosas ni sobresalir por las novedades de su arquitectura personal, sino pensar en agradar a Dios y a en ayudar a las personas que pasen por allí a encontrarse con Él 🙂

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  2. Es una construcción curiosa. Pero el interior parece respetar el sentido de recogimiento necesario para la oración. Supongo que es un buen intento por conjugar lo sacro y la arquitectura. Aunque su exterior me rechina. No me termina de convencer.

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    • Es un placer Carmen contar con tu participación en el blog. Uno de los motivos esenciales por el que hablo de la capilla de Ronchamp de Le Corbusier es por la gran influencia que ha tenido esta obra en el devenir de la arquitectura religiosa contemporánea para bien y para mal.

      Estoy de acuerdo contigo en que el interior parece respetar suficientemente la liturgia católica y crea una atmósfera de recogimiento ideal para orar. Aunque la escasez de imágenes religiosas y pinturas para mi gusto no es lo ideal. Por no mencionar esas vidrieras de formas geométricas abstractas que religiosamente no aportan nada.

      La decoración pictórica realizada por el propio Le Corbusier de la puerta principal desentona con el resto del edificio y además, por forma y colorido, en el interior llama más la atención que lo verdaderamente importante que es el altar, el sagrario y el crucifijo. La colocación de la imagen de la Virgen tampoco me parece la más adecuada. Un saludo.

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